jueves, 26 de mayo de 2011

Tradiciones y costumbres, LA CASA



LA CASA
La construcción de la casa tradicional de nuestro valle era a base de de piedra y madera. Los muros llegaban a tener un metro o más de espesor con el fin, aparte de asentarla, para  proteger la casa del frío, humedad y del calor.  De amplia fachada con portadas en forma de arco y ventanas; también algún balcón de forja.  Las ventanas, portadas y parte de las fachadas estaban labradas en piedra de sillería. El cubrimiento de tejas y el bajo de los aleros embellecido con vigas de madera de roble. Algunas fachadas o parte de ellas eran revocadas y pintadas posteriormente de cal.  Ciertas casas disponían como adjunto un patio o corral al aire libre y otras la huerta. Las casas de los menos pudientes se hacían de adobes y la masa era hecha con la mezcla de agua, arena y cal.

Su distribución era de la siguiente manera: En la parte baja estaba la cuadrapara los animales, los pesebres, pocilgas, y compartimientos con alambre para conejos y gallinas. También algún cuarto para guardar los aperos  y la leña del fogón. En las plantas bajas de edificios muy grandes había sitio incluso para granero y pajera, pero lo normal era que estos estuvieran en la última planta en donde un agujero en el suelo comunicaba con  la cuadra y desde él echaban la hierba, la paja y el grano para los animales. Por una escalera se comunicaba con la vivienda, en la primera planta se hallaba la cocina con su fogón, luego sustituido por la llamada “cocina económica” de hierro fundido,  alimentada también por leña o carbón, con su horno para los asados y que incluso algunas disponían de un compartimiento para calentar el agua;  la fregadera, el comedor y habitaciones.  La última planta solía disponer del horno para hacer el pan y la “fresquera” donde conservar los alimentos.

Los cacharros que tenían las cocinas eran el fuelle, la tenaza, abrazaderas de hierro para proteger los pucheros, paleta de hierro, escobilla, el trébede (aro o triángulo de hierro con  tres patas para poner al fuego sartenes, pucheros, etc.), diferentes tamaños de parrillas, los candiles, los faroles, el cedazo, el brasero de calentar camas, el atizador.  Los fogones a pie de suelo, anteriores a las cocinas económicas, disponían de una chimenea por donde salían los humos y de su centro colgaba una gran cadena de hierro en donde se amarraban calderas, donde se cocían los alimentos para los animales  y otros usos como escaldar las morcillas y la conserva.

El mobiliario de reducía a unas cuantas sillas, la mesa de comer que solía ser redonda y cuando no se usaba se alojaba verticalmente en  la pared para no ocupara sitio y dejar despejada la cocina, y la alhacena (armario con puertas de las cocinas, generalmente empotrado en la pared) en donde se guardaban los alimentos de más uso: aceite, azúcar, café, harina, la caja donde se depositaba el pan para que estuviera tierno, y en donde los ratones solían campar a sus anchas y daban bastantes sustos a las amas de casa, cuando eran descubiertos, con sus inesperadas carreras.

En las habitaciones estaban las camas cubiertas con un colchón de hierbas u hojas de maíz, posteriormente el colchón era de borra (pelos de aspecto lanoso de los mamíferos) y a éste le sucedió el de lana. Se vestían con sábanas, mantas y una colcha. Para los casos de que alguien se la familia se pusiera enfermo y tuviera que venir a visitarlo el médico, cura o vecinos, se reservaba una sobrecama. Tenían su armario y el arcón o arca donde se guardaba el resto de ajuar y otras cosas delicadas. Generalmente las habitaciones eran compartidas por varios miembros de la misma familia y del mismo sexo.


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