LA CASA
La
construcción de la casa tradicional de nuestro valle era a base de de piedra y
madera. Los muros llegaban a tener un metro o más de espesor con el fin, aparte
de asentarla, para proteger la casa del
frío, humedad y del calor. De amplia
fachada con portadas en forma de arco y ventanas; también algún balcón de
forja. Las ventanas, portadas y parte de
las fachadas estaban labradas en piedra de sillería. El cubrimiento de tejas y
el bajo de los aleros embellecido con vigas de madera de roble. Algunas
fachadas o parte de ellas eran revocadas y pintadas posteriormente de cal. Ciertas casas disponían como adjunto un patio o corral al aire libre y
otras la huerta. Las casas de los menos pudientes se hacían de adobes y la masa
era hecha con la mezcla de agua, arena y cal.
Su
distribución era de la siguiente manera: En la parte baja estaba la cuadrapara los
animales, los pesebres, pocilgas, y compartimientos con alambre para conejos y
gallinas. También algún cuarto para guardar los aperos y la leña del fogón. En las plantas bajas de
edificios muy grandes había sitio incluso para granero y pajera, pero lo normal
era que estos estuvieran en la última planta en donde un agujero en el suelo
comunicaba con la cuadra y desde él
echaban la hierba, la paja y el grano para los animales. Por una escalera se
comunicaba con la vivienda, en la primera planta se hallaba la cocina con su
fogón, luego sustituido por la llamada “cocina económica” de hierro
fundido, alimentada también por leña o
carbón, con su horno para los asados y que incluso algunas disponían de un
compartimiento para calentar el agua; la
fregadera, el comedor y habitaciones. La
última planta solía disponer del horno para hacer el pan y la “fresquera” donde
conservar los alimentos.
Los
cacharros que tenían las cocinas eran el fuelle, la tenaza, abrazaderas de
hierro para proteger los pucheros, paleta de hierro, escobilla, el trébede (aro
o triángulo de hierro con tres patas
para poner al fuego sartenes, pucheros, etc.), diferentes tamaños de parrillas,
los candiles, los faroles, el cedazo, el brasero de calentar camas, el
atizador. Los fogones a pie de suelo,
anteriores a las cocinas económicas, disponían de una chimenea por donde salían
los humos y de su centro colgaba una gran cadena de hierro en donde se amarraban
calderas, donde se cocían los alimentos para los animales y otros usos como escaldar las morcillas y la
conserva.
El
mobiliario de reducía a unas cuantas sillas, la mesa de comer que solía ser
redonda y cuando no se usaba se alojaba verticalmente en la pared para no ocupara sitio y dejar despejada
la cocina, y la alhacena (armario con puertas de las cocinas, generalmente
empotrado en la pared) en donde se guardaban los alimentos de más uso: aceite,
azúcar, café, harina, la caja donde se depositaba el pan para que estuviera
tierno, y en donde los ratones solían campar a sus anchas y daban bastantes
sustos a las amas de casa, cuando eran descubiertos, con sus inesperadas
carreras.
En las
habitaciones estaban las camas cubiertas con un colchón de hierbas u hojas de
maíz, posteriormente el colchón era de borra (pelos de aspecto lanoso de los
mamíferos) y a éste le sucedió el de lana. Se vestían con sábanas, mantas y una
colcha. Para los casos de que alguien se la familia se pusiera enfermo y
tuviera que venir a visitarlo el médico, cura o vecinos, se reservaba una
sobrecama. Tenían su armario y el arcón o arca donde se guardaba el resto de
ajuar y otras cosas delicadas. Generalmente las habitaciones eran compartidas
por varios miembros de la misma familia y del mismo sexo.
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