BODA- Cuando el sacerdote, en la iglesia, desde el
púlpito, terminaba de hacer las amonestaciones, hombres y mujeres acudían a
casa de los padres de los novios a darles la “enhorabuena” y eran obsequiados con moscatel y pastas. A su vez el novio preparaba una comida o una
merienda-cena para todos los mozos del pueblo.
LA
UNCIÓN- La unción dada por el sacerdote a los enfermos es
un sacramento para tratar de darles fuerza, ánimos, consuelo y prepararlos para
una buena muerte. El párroco visita al enfermo, en su domicilio, y le unta la
frente y las manos con un aceite de oliva
bendecido mientras que recita la siguiente oración: “Por
esta santa unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la
gracia del Espíritu Santo, Amén. Para que, libre de tus pecados, te conceda la
salvación y te conforte en tu enfermedad. Amén.” Existía la costumbre de que el
concejo concediera al enfermo, cuando le era administrado este sacramento, el
lote de leña de una encina para que pudiera calentar su casa.
MOZOS- Los jóvenes en
edades de 16, 17 y 18 años podían entrar ya de “mozos”. Acudían a la taberna y
sentados entre dos veteranos eran “examinados” sobre su personalidad, su
fortaleza y sobre todo por el aguante que demostraran bebiendo vino. Los más
“flojos” eran objeto de burlas, como tumbarlos en el suelo y bajarles el
pantalón, escupirles en sus partes íntimas y para colofón llevarlos por la fuerza al bebedero de ganado, y echarlos
vestidos a que se dieran un buen remojón con el fin de que se espabilaran un
poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario